La Purple Bud Feminizada presenta unas flores moradas muy características. Es producto de un cruce entre una Afghan-Jamaican y una híbrida doble Kush. Por tanto, la Purple Bud Feminizada ofrece rendimientos abundantes y un efecto estimulante, pero a la vez relajante. Las plantas suelen producir unas llamativas flores de color púrpura en la mayoría de los casos.
La Purple Bud Feminizada posee un periodo de floración corto, con un ciclo que dura unas 9 semanas. Durante este tiempo, aparece una cantidad considerable de flores púrpuras alrededor de los nudos y en la parte superior de las ramas y tallo. Los cogollos son densos, macizos y con puntas, y poseen una gruesa capa de tricomas.
Como ocurre con todas las variedades de “hierbas púrpuras”, las hojas y flores pueden empezar a tornarse violetas si se exponen a temperaturas más bajas. Sin embargo, cada planta es un mundo, algunas de ellas se quedarán verdes. Esta variación ocurre de forma natural.
Sin embargo, la familia Purple Bud se ha criado de forma cuidadosa para maximizar la coloración púrpura, y muchas de las plantas muestran tonalidades moradas conforme se alcanza el final del periodo de floración. Algunas incluso presentan hojas purpúreas, mientras que otras seguirán teniendo sus hojas verdes que hacen un precioso contraste con las flores moradas.
La Purple Bud Feminizada crece bien en interiores, y los métodos de Mar de Verde (SOG) y Pantalla de Verde (SCROG) son buenas opciones durante el cultivo. Las plantas también responden bien al topping, que crea varios tallos y colas.
Se puede cultivar en exteriores, en climas templados y continentales. Si se planta a principio de la primavera, en la tierra, puede alcanzar alturas considerables para ser una planta “compacta”, y es muy probable que produzca una cosecha excelente.
La Purple Bud Feminizada posee el clásico aroma terroso de un híbrido indica, combinado con un dulzor herbal y notas a arándanos. Este aroma se hace más intenso conforme la planta entra en el periodo de floración
